Gato
GATO
Gato
era muy buen bailador y presumía de vestir bien. Nunca le faltaban las
mujeres porque al verlo tan apuesto y diestro en la danza, enseguida se
enamoraban de él.
Una de aquellas mujeres quiso al bailador sólo para ella. Le regaló una corbata y él se la estrenó para ir al próximo baile, donde todos lo esperaban con ansiedad.
A medida que Gato bailaba y bailaba, sentía que le faltaba la respiración y que lo estrangulaban. Por esto, antes de que finalizara la fiesta, corrió a casa de Orula y le explicó que nunca antes se había sentido tan mal.
Una de aquellas mujeres quiso al bailador sólo para ella. Le regaló una corbata y él se la estrenó para ir al próximo baile, donde todos lo esperaban con ansiedad.
A medida que Gato bailaba y bailaba, sentía que le faltaba la respiración y que lo estrangulaban. Por esto, antes de que finalizara la fiesta, corrió a casa de Orula y le explicó que nunca antes se había sentido tan mal.
Hecha la rogación, Gato volvió a ser el bailador preferido de siempre.