Menores
Menores
Menores
ARONI:
Orisha relacionado a los secretos de las
plantas, se lo representa con cabeza, cola de perro y una sola pierna.
De culto arará, hace parte del grupo de los tres animales místicos junto
a Kiama y Kolofo.
AYAO:
Orisha femenina hermana de Oyá, no se
asienta. Vive en un lebrillo vino tinto colgado del techo, habita en las
raíces de la selva junto a Irokó. come con Oyá y se le inmola lo mismos
animales.
Esí:
Es el Orisha de la protección.
Fride:
Es el Irunmole de la música de cuerdas.
Ikokó:
Es el Orisha de las plantas acuáticas.
Irawó:
Es el Irunmole de los Astros.
IROKO:
Orisha relacionado a los deseos, Vive
en el follaje y en la raíz de la ceiba, Orisha del caminante, se
consagra a través de Obbatalá. Se hace rogación al pi de el para tener
hijos. Se le inmolan gallinas, pollos, patos todos blancos.
Korikoto:
Orisha femenina relacionada con la
fertilidad y la procreación. Asociada a la natalidad, a los partos y los
niños. Habla por yemayá. Sus collares se confeccionan con nueces de
palma, coco y Kolá. Se le inmola pollon blanco.
Olona:
Es la Orisha de los lagos.
Olosa:
Es la Orisha de las lagunas.
Onírawó:
Es el Irunmole de los cometas.
Oranmiyan:
Orisha masculino dueño de la tierra firme medio hijo de Oduduwa y medio de Oggún, representa el firmamento.
Oroiña:
Ancestro de Aggayú, nace de Olorún
(primera manifestación de olodumare). Es un Irunmole que representa la
lava del volcán, la energía calorífica del centro de la tierra, las
placas tectonicas, sus poderes forman las montañas, los cerros y
cordilleras. Se recibe con Aggayú y no va a la cabeza. Representa la ira
y el fuego purificador.
Orungan:
Orisha dueño del mediodía, hijo de
Aggayú y Yemayá. Fue el primer hombre consagrado en ifá. Aprendió el uso
del tablero y de las herramientas a través de Elegguá, conoció el
secreto de la adivinación de la mano de Orunla. Orisha de Babalawós. Sus
atributos son un corazón dorado, un sol y dos piedras de volcán.
Osará:
Es el Orisha de las cascadas.
Oshumare:
Irunmole que representa el movimiento,
la quietud y la paz, ayudo a curar la ceguera de Olodumare, vive en el
cielo y toca tierra de vez en cuando, es andrógino, ayudante de Shangó
corona de Yemayá. Come pato. cuando se asoma en el cielo saluda la
vida, llenando nuestra vista de belleza y misterio, tocando la tierra
con sus 7 colores por lo que también es conocido como el arco iris.
Oshupá:
Orisha que representa la luna.
Poolo:
Es el Irunmole de la música de vientos.
ABITA
Según nuestra tradición afrocubana, Abita es un “Orisha” que reciben y fundamentan los Babalawos, que siguen o tienen acceso a la tradición de Miguel Febles Padrón Oddi Ika, figura famosa y controversial, hijo de Changó. Abita, dicen algunos, es una parte Ozaín, otra parte Changó y otra parte Demonio (Alosí). De hecho, cuando estaba haciendo unos estudios de esta deidad, con mi abure Leonel Gámez Osheniwo (Ibae), pudimos ver muchas similitudes con Echu Ebita, que fuera el Echu que acompañó a Iyami Osoronga del cielo a la tierra.
Según la tradición afrocubana, Abita en general, es una combinación de tres muñecos y su cazuela: Abita, Ara Unla y Tenta Orun. De esta forma, Abita es la manifestación de lo malévolo con un vasto poder. Representando así los conocimientos para salvar de la maldad, por medio de la maldad y aniquilando con ella, de una forma drástica y fulminante. El típico “Fuego se combate con fuego”.
Claro que esto, a muchos “Espirituales del Iwa Pele y el Suuru”, por su formación en Seminarios y Curias y no en la vida real, les parecerá un poco aberrante, pero para nosotros los afrocubanos, que tuvimos ancestros que fueron sometidos a los tratos más crueles e inhumanos, gracias al “Iwa Pele y el Suuru” de los que los mandaron a la esclavitud, aun siendo “hermanos en Oduduwa”, aprendimos claramente que esto no es asunto de poner la otra mejilla, sino que para nosotros, el Odu de Ifá Ofun Meyi, nos enseña que la defensa es permitida, ya que en este Odu nacen las defensas ante los ataques. Hablando de Espiritualidad, el Odu de Ifá, Otura Oyekun, es donde nace la espiritualidad de Abita y que nos dice que Abita tiene un espíritu director.
Es más, los Afrocubanos aseguramos que Abita es Hijo de Alosi, una entidad maléfica y que Abita siempre está acompañado de Ogueday, Iyabafún y Osawani. Al describirlo, se hace como una “Especie de Ozaín”, con un gran poder maléfico, el cual es utilizado para causar daño, haciéndose una analogía de este, con la figura del diablo bíblico.
Pero en realidad, Abita, tiene una larga historia de contradicciones y especulaciones, que parece no tener final. La “Teología”, con respecto a quién o qué es, parece no tener final. Hablando de manera que se orienta un tanto más a la práctica, parece ser que nuestros mayores prefirieron ver a Abita, como una especie de Ozaín que Miguel Febles Padrón desarrolló de un “Camino” o Patakí de su Odu Oddi Ika, o más bien, varios. Según ellos, es un Ozaín agresivo y orientado al ataque basado en la HECHICERÍA. Tal como explican algunos Babalawos viejos, el Odu Oddi Ika, de donde surge Abita, es donde nace el “Vampiro”, un ser que se alimenta succionando la sangre de otros seres. Veamos el Patakí que asocia sus alas de murciélago y otras cosas:
Abita era esposo de Tenta Orun y tuvieron un hijo que se llamaba Adan (Murciélago) a quién le enseñaron todos sus secretos, pero Adan (Murciélago) no estaba conforme con el sistema que sus padres tenían establecido en la tierra Obaye Beye.
El gobierno de allí era muy fuerte y sólo se vivía la parte de Ofo Leisabu (pérdidas de todo). Adan (Murciélago), que ya era mayor, estaba por el día siempre escondido en su casa oyéndolo todo y en cuanto sus padres salían, después de la oración, él sistemáticamente se ponía a llamar a Orun y le cantaba.
Entonces venía el viento y Adan (Murciélago) salía junto con el viento escondido de sus padres y observaba todas las riñas que ellos formaban en la tierra Obaye Beye; por la madrugada, antes de que saliera el sol, él volvía y se escondía.
Abita y Tenta Orun se ponían muy molestos con Adan (Murciélago) porque nunca salía, según creían ellos. Un día, Adan (Murciélago) les pidió permiso a sus padres para salir durante el día y ellos se lo dieron.
Cuando Adan (Murciélago) salió, se tropezó y se hirió. Adan (Murciélago) le dijo a sus padres: Miren lo que me ha pasado, no salgo más nunca. Oduduwa que venía con Echu ese día a visitar a Abita y a Tenta Orun, le preguntaron a estos por sus hijos y ellos le contestaron: Ahí está. Entonces Oduduwa les dijo: Bueno, Echu y yo lo tenemos que bautizar y la que le va a servir de madrina es su propia madre Tenta Orun.
Abita se puso muy contento con Oduduwa y con Echu por lo que le habían dicho y les dijo: Cuando ustedes quieran. Oduduwa y Echu estuvieron siete días en la casa de Abita y Tenta Orun y cuando Abita salía, quien lo atendía era Tenta Orun.
Oportunidad que aprovechaba Oduduwa para decirle a ésta que ella tenía que darle un secreto que ella tenía a su hijo Adan (Murciélago) para cuando él saliera no tropezara con ningún enemigo, tú debes dárselo porque tú eres su madre. Y Tenta Orun oía y pensaba sobre esas palabras, hasta que por fin la convencieron.
Un día cogieron a Adan (Murciélago), después que Abita había salido, después de la oración, y lo llevaron al monte cerca de Odi Ka y allí lo bautizaron, le echaron agua y lo consagraron, al momento vino el viento y Adán salió volando.
Cuando Abita lo vio se asustó y cogió miedo y corrió para su casa; en esto llegaron Oduduwa, Echu y Tenta Orun. Abita le contó cómo estaba Adán y la fuerza que tenía, tanto como la del viento, pero Oduduwa y Echu le dijeron: Todavía le falta otro secreto y tienes que dárselo. Cuando Adán regresó, Abita, delante de todos sacó sangre de un animal y se lo echa en los ojos a Adán y le dijo: Con esto que te estoy echando en los ojos, dominarás a todos los enemigos y vivirás siempre mirando hacia adelante y no chocarás con nadie; tendrás esa virtud que nadie en el mundo tendrá, pero nunca te podrás separar de Echu y de Oduduwa, por que ellos también te darán secretos.
Oduduwa sacó una pluma que tenía y se la puso a adán para que pudiera guiarse y no tuviera tropiezos de ninguna clase y le dijo: Vendrás por las noches y nadie te verá ni conocerá tus virtudes. Echu será tu guía, agregó.
Y así triunfó Adán y fue respetado por Abita y Tenta Orun que nunca se separaron de él.
Es bastante obvio de donde sale la icnografía de vampiro de Abita, pero también es claro que, por estas características y comparaciones, los más acérrimos detractores de Miguel Febles Padrón, consideran a Abita como una mera invención, pero sus defensores definen a Abita como una “Creación” basados, precisa y justificadamente, en la lógica del Odu Oddi Ika (Ojo, no solo este Patakí). Los detractores, contraatacan señalando que el Demonio y los Vampiros son íconos de la teología occidental y los defensores hacen contraofensiva diciendo que el “fuego abrasador” y la “hechicería” de Abita, dentro de la lógica afrocubana, se fusionan con un Echu muy peligroso, llamado Alosí, popularmente asociado con el Diablo. Sin embargo, es claro que un Echu, solo nos puede dar como mínimo, otro Echu y no un Ozaín, con una parte de Changó. Pero tenemos dos pistas: Es hijo del “Diablo” y trabaja por medio de Hechicería. Una tercera pista, es su asociación vampírica. Sigamos analizando.
En una de las por lo menos tres representaciones figurativas de Abita en la Habana, este muñeco es de hecho una mezcla anatómica de un feroz Murciélago y un hombre con un poderoso pecho y un pene prodigioso. Las otras dos versiones de Abita son variaciones del tema de un demonio, con figura antropomórfica que usa barba y alas de Murciélago y la otra tiene forma de vampiro tipo “Drácula”, lo cual, es una de las principales críticas de los detractores de Miguel Febles.
Sin embargo, esta asociación de los vampiros, como “íconos de la teología occidental”, no es del todo justa y además, está alejada de la verdad. De hecho, Omar Tyree, Donna Hilly y Monica Jackson en su libro Dark Thirst, nos dicen que en el África pre-colonial, entre los yorubas polígamos de Nigeria, las historias de vampiros toman como tema a esposas BRUJAS. Estas mujeres, son descritas como celosas brujas que secretamente CHUPAN LA SANGRE de sus esposos y de los hijos de las otras esposas. Según ellos, el folklore local, incluso dice que las mujeres pueden convertirse en brujas chupadoras de sangre contra su voluntad, si son engañadas y las hacen comer carne humana o beber sangre humana. Obviamente, aquí nos están hablando de aquellas mujeres que son miembros del culto a Iyami Osoronga, lo que nos da una nueva pista, de la asociación de vampiros, con las “Brujas”. Por otra parte, Bob Curran e Ian Daniels, en su libro Vampires: a field guide to the creatures that stalk the night", nos dicen que, en Nigeria, el tipo principal de vampiro, es el Obeyifo (también Obayifo), que es una persona viva, que habita en la comunidad local y que usa sus poderes de “vampiro”, contra sus vecinos.
Pero esto no es todo. En varias regiones de África, también cuentan historias folklóricas de seres con habilidades vampíricas: en África occidental, los Ashanti, por ejemplo, hablan del “Asanbosam”, quien tiene dientes de hierro y que habita en los árboles (Bunson, Vampire Encyclopedia, página11). Según el libro, Bram Stoker's Dracula: Sucking Through the Century, 1897-1997. Dundurn Press Ltd., en la página 354, Carol Margaret Davison y Paul Simpson-Housley, también nos hablan del ser llamado Obayifo y que esta criatura mitológica, es parecida a un vampiro. Es conocido como “Asiman”, por el pueblo del Dahomey y adicionalmente, Obayifo también se considera una ESPECIE DE BRUJA, lo cual nos parece entonces más curioso y da la consolidación de otra pista de lo que mi abure y yo, sospechábamos.
Como puedes ver, tratar a los vampiros como “íconos de la teología occidental”, está bastante fuera de la realidad, ya que esto, básicamente, se ve en muchísimas culturas, incluyendo, culturas tan antiguas como Mesopotamia, la Antigua Grecia, la India antigua, muchas tradiciones judías y en culturas tan distantes como pueden ser Europa, Asia, América y África. Claro que las más famosas son aquellas popularizadas por las películas y que ven como escenario la Europa medieval y temprana, especialmente Hungría, Rumania y Albania, pero que también podíamos encontrar en Grecia, Islandia, Irlanda, Escocia y la Europa eslava. Quizás esto, fue lo que dio el mito de que el vampiro, es un “ícono de la teología occidental”.
Para poder abundar más allá, según la tradición nigeriana, se cree que las Iyami Ajé se reúnen en asamblea en una mesa presidida por Echu Ebita, que allí se conspira y especula sobre las maldades a realizar enviando a los Ajógun Buburú (La Muerte, La Enfermedad, La Tragedia, Las Pérdidas, etc.). De hecho, en algunas historias es caracterizado en un lugar tal como el infierno.
Visto de esta forma, Abita tiene más relación iconográfica con Echu Ebita, que con Changó o un Ozaín, ya que podemos ver hechos comparativos, que nos dejan sin mucho margen de duda. Primero, en tradición afrocubana, a Abita se le considera hijo del “Diablo” y Oduduwa le dice al murciélago: “Nunca te separarás de ECHU”. Adicionalmente, es “fuego abrasador” y “hechicería”. Es más, el hecho de tallar su representación en un muñeco con un gran pene, nos da la idea de un Echu, quien en todo caso es una deidad fálica, tanto en Cuba como en África. En otras palabras, podemos verle cuatro características iconográficas principales: Demonio (Fuego), Hechicería, Vampirismo y Echu.
Por su parte en la liturgia Yoruba, podemos ver al Obafiye, una especie de Bruja vampírica, las propias brujas son vampíricas, y según la Iconografía “Tradicional”, Echu Ebita vive en un lugar similar al infierno y es descrito como uno de los Orishas más enigmáticos e importantes del panteón Yoruba, el cual es tratado como bufón, irritable, seductor, engañoso, sugestivo, tahúr y astuto, por lo que nos deja ver exactamente las mismas cuatro características iconográficas que vemos en Abita: Demonio (Fuego), Hechicería, Vampirismo y obviamente es Echu.
Como puedes ver, la tan criticada iconografía, es precisamente la iconografía que nos dice que, por lo menos, por medio de esta ciencia, Abita, no puede ser otro que el mismo Echu Ebita. Iconográficamente hablando, las similitudes van más allá de lo que pudiéramos asociar a meras casualidades. De hecho, pudo ser que Miguel Febles conservó secretamente de quien podía tratarse y solo lo llamó Abita, para no dar más detalles y siendo hijo de Changó, pudo haber desviado más la atención, al asociarlo con este y con Ozaín o alguien más lo asoció por esta causa.
Tratado de Abita
El tratado de Abita donde come con Olofín es bastante conocido entre quienes veneran a esta deidad.
El relato cuenta que, en la tierra, Abita vivía, haciéndose pasar por
un gran personaje. Debido a esto, todo el mundo mostraba inmenso
aprecio y respeto hacia la entidad, quien además se ganó su
consideración al dirigirse cada día a donde Olofín se encontraba, en la
otra cabecera.
Siendo Elegba el cocinero de Olofín, y a quien correspondía colocar la mesa, con frecuencia hacía notar su disgusto hacia Abita,
sirviendo la comida de mala manera y con prisa. Así, Olofín lo
observaban diciéndole “Kuele Kuele”. En cada ocasión le preguntaba a la
entidad por qué dejaba que Abita se sentara de frente a él sobre la
mesa.
Fue entonces cuando Elegba comenzó a pensar en tomar alguna maldad en
contra de Abita, al ver como Olofín siempre lo requería. Un día,
mientras salía a la calle a las doce del día, se encontró con una
abalakana.
La tomó, encendió una llama en ella y llamó a Abita,
cantando y llamando a Eggun. Se dedicó a realizar la misma ceremonia
repetidas veces, pero Abita se escondía y evitaba salir a la calle en
esos momentos.
Un día Elegba tomó en sus manos un eñi adie, que comenzó a tocar con
el agogo. Abita seguía sin salir, asustado de la entidad. Al comenzar a
ver la sombra, salió a la calle a pesar de escuchar a Elegba cantando
“Eggun Agualodeo Bayekun Orun Abaniye Logua Eggun Abita Mogua Nile
Ocuoro”.
Los Eggun confundieron a Abita, quien en seguida tomó abalakana ina y la eyele dun dun y empezó a danzar hasta que finalmente la ingirió.
Elegba, que vio a los Eggun y a Abita asustados, tiró agua para
limpiarse con la osiadie que sostenía. Al mismo tiempo comenzó a cantar
“Eggun Baleku Lode Eggun, Bolo Un Lode Un Lolenlo Ayebi Lorun Awa Lole
Awa Lole Abiyeru Kun Olorun Eggun Abeye Ni Ku Oorun Agua Lode”.
Al retirarse los Eggun y calmarse Abita, Elegba volvió al Ile de
Olofín. La entidad le confesó que había presenciado todo, pero que
pensaba perdonarlo porque él también se había asustado.
De esta manera Olofín le dijo que sabía que deseaba saber por qué colocaba a Abita en la cabecera de su mesa, pero que no iba a contestarle.
Abita continuó comiendo en compañía de Olofín, mientras Elegba le servía contento en apariencia, a pesar de que no era así.
Por ello Abita regresaba en distintas formas, a manera que Elegba no
lo reconociera. Aún así no tenía pruebas para acusar a quien deseaba
hacerle el mal.
En una ocasión Elegba olvidó hacer la ceremonia, y cuando se encontró
con Abita en su lugar usual, no soportó ni un segundo más. De inmediato
le dijo a Olofín que necesitaba que le dijera la verdad, el por qué
dejaba que el invitado se sentara frente a él.
Olofín le contestó “Este ser que ves frente a ti representa todo lo
malo del mundo. Para que exista el mundo, debe existir tanto lo bueno
como lo malo.
Tú has cometido una falta frente a Abita, así que a partir de ahora tendrás que tomarla.
Quisiste desconcertar a Abita con Eggun. Por lo
tanto, harás tu voluntad. Confecciona a quienes vivan en la tierra según
lo bueno y lo malo, compartiendo con Abita.
Ahora seré yo quien te sirva la comida, de forma que tú harás mi voluntad. Sin poderlo evitar te ha dado mi secreto.”
Encendiendo una itana terminó de decretar “Esta itana es la vida de todos mis hijos en la tierra.
Durante el tiempo que dure esta itana durará la vida de mis hijos.”
Obras
En Brasil, Abita es conocida más como la entidad
maléfica llamada Ossaín. Debido a esto, es frecuente que se asocie con
peticiones u obras que busquen causar daño.
No obstante, muchas veces quienes invocan su ayuda son aquellos que
han sido dañados en el pasado y que desean devolver el mal que les fue
enviado.
En más de una ocasión su culto principal (la santería) lo relaciona
con el Diablo mencionado en la Biblia. Si bien se ha creado una
similitud entre su sed de venganza y énfasis en causar daño, la verdad
es que, al contrario del Diablo católico, esta entidad atiende las
peticiones de aquellos que fueron heridos en el pasado.
Un gran ejemplo de su obra en que se pueden identificar sus
principales características es un pataki particular. Este señala el
origen de esta entidad llamada Abita.
El pataki de Abita cuenta como Shangó tuvo un hijo
en esta tierra. Dicho hijo fue maltratado por la maldad que lo rodeaba
en donde habitaba, sin conseguir la paz y llorando todo el tiempo.
Un día, estando cubierto en lágrimas, hambriento, desnudo y golpeado,
llamó a Olofín en la orilla de un río cercano. Como consecuencia, las
lágrimas que cubrían su cuerpo se volvieron espinas de inmediato.
Con el cuerpo lleno de espinas, logró esconderse en las cercanías del río. Así consiguió protegerse de sus enemigos,
quienes no podían hacerle más daño, y sobrevivir. Debido a su
apariencia, cuando alguien lo amenazaba, él comenzaba hincharse,
haciéndoles huir con temor, y manteniéndolos alejados.
Mientras más lágrimas lloraba, más se llenaba su cuerpo de espinas.
Cuando Shangó finalmente apareció para revisar el estado de su hijo, se
conmovió del sufrimiento por el que estaba pasando.
Así fue como dio un grito inmenso, dio una vuelta de carnero y se volvió Abita.
En ese momento, dijo en tono alto y firme: “Yo soy Abita. Yo soy
Shangó. Y yo soy Orunmila. Te voy a dar el poder para conseguir vencer a
tus enemigos. Te voy a dar el poder para que se alivien tus penas y tus
dolores”.
Con estas palabras tomó a su hijo de la mano y lo condujo al árbol
más cercano, llevándolo con los hombres que lo atacaban y temían. De
esta forma le rezó una oración, dándole su gran poder.
Junto con su bendición le entregó un anillo de oro que tenía una
piedra negra y dijo estas palabras: “Siempre que me necesites, acércate
al pie del árbol con este anillo. Grita lo que te he enseñado. De
inmediato vendré a ayudarte. De inmediato vendré a defenderte”.
¿Cómo Pedirle?
Así como otros santos de la religión yoruba, Abita es un ente
venerado y adorado a partes iguales con sus santos comparativos, como
Esú.
Como ya se explicó, se personifica con una imagen bastante similar al
Diablo de la religión católica, a pesar de que este no tenga
equivalente directo dentro de la religión yoruba.
Para pedirle a Abita será necesario que se presenten collares, rezos y cantos que sirvan para solicitar sus servicios.
Estas ofrendas siempre van orientadas a una venganza hacia alguien en
particular o un tipo de maldad específica, en donde diversos individuos
se hayan comportado cruelmente con su usuario.
Ceremonias y Caminos de Abita
Las ceremonias y caminos de Abita se componen de ofrendas, las cuales deben mantenerse en el altar durante tres días.
Cuando concluya este plazo deben dejarse en el monte por otros tres
días. Y finalmente, cuando empiece su descomposición, será necesario que
se retiren del lugar y se boten, de manera que no sean ingeridas.
Los alimentos que deben colocarse en las ceremonias de Abita incluyen
ñame, mazorca de maíz cocida llena de manteca de corojo, caramelos,
pesaditos fritos y otros dulces.
Además de los alimentos, las ofrendan también pueden contener
cigarrillos, habanos y tabacos. Estos deben encenderse, dársele una sola
bocanada y ponerlos en un pequeño plato para que el santo lo disfrute
por su cuenta
Antes de colocar las ofrendas tendrá que escoger un árbol frondoso. La ceremonia para Abita se deberá establecer a los pies de este árbol y continuar en los alrededores.
Abita es un ente violento y vengativo. Ha sido
relacionado incluso con el mismísimo Diablo católico debido a su
carácter vengativo y fácil de provocar. Así que si deseas obtener su
favor ¡vuelve a leer este artículo que te enseña todo sobre él!