Oshe molúo
OSHE MOLÚO
En
aquella región había un hombre llamado Oshe Molúo que presumía
constantemente de sus poderes y sobre todo de sus conocimientos. “No
tengo nada que aprender de nadie”, repetía con frecuencia.
Enterado Eleguá de la existencia de tal sujeto, se le ocurrió jugarle una de sus tretas.
El orisha, disfrazado de campesino, pasó frente a la casa del hombre y con el pretexto de que tenía sed tocó a su puerta. Entablaron conversación y Eleguá, cada vez más molesto por la autosuficiencia de su interlocutor, le dijo:
Enterado Eleguá de la existencia de tal sujeto, se le ocurrió jugarle una de sus tretas.
El orisha, disfrazado de campesino, pasó frente a la casa del hombre y con el pretexto de que tenía sed tocó a su puerta. Entablaron conversación y Eleguá, cada vez más molesto por la autosuficiencia de su interlocutor, le dijo:
–Mira, si cuelgas un güiro en aquella palma y dices esto que yo te voy a decir al oído serás el hombre más poderoso del mundo.
–Eso yo lo sé –afirmó el hombre– y es más, cuando usted llegó ya yo estaba preparando todos los ingredientes que lleva el güiro dentro. Si espera un momento verá cómo lo hago.
El infeliz se apresuró y puso dentro de un güiro todo lo que se le ocurrió. Luego trepó con agilidad hasta lo alto de la palma y cuando se encontraba llegando al penacho, oyó la voz de Eleguá que desde abajo le decía:
–Acuérdate de lo que hay que decir.
–¿Cómo era? –preguntó el hombre mientras soltaba las manos para virarse a mirar al orisha.
Fue así como perdió el equilibrio y cayó desde lo alto.