El susto de Ikú - YORUBA

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El susto de Ikú

EL SUSTO DE IKÚ

Olofin quería casar a su hija y se presentaron dos pretendientes: Orula e Ikú. Como prueba para saber quién debía ser el esposo de su hija, dijo que el que le trajera ciento una cabezas en un saco, sería el elegido.

Toda vez que Orula no tenía manera de adquirir lo que Olofin reclamaba, se registró con su tablero y le salió que debía hacer rogación con akukó, igüí, babosas, quimbombó y seis cascabeles y llevarlo todo por la noche a una encrucijada.

En la noche salió con mucho sigilo de su casa para depositar el paquete en el lugar indicado, pero Ikú venía por uno de los caminos con un saco al hombro, en la ardua faena de completar su carga. Al escuchar el ruido de los cascabeles, Ikú se asustó tanto, que dando un grito cayó muerto.

Orula, que no sabía quién era el que venía por el camino, acudió curioso a ver qué sucedía, cuál no sería su sorpresa cuando encontró a Ikú muerto en el piso y cien cabezas en el saco a su lado. Con la cabeza de Ikú completó las ciento una y fue a casa de Olofin a entregarlas, para así poder casarse con la joven tan deseada.
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